Todo me lleva a ti
Ahora que el ruido da un respiro
que hasta la lluvia me deja en paz
y si el sueño me deja ser capaz
sacaré a mis musas de su retiro.
Hacen su entrada dadas de la mano
las dos compañeras que imagino
la musa que habla de lo divino
y la musa que vive de lo humano.
Una me insta a que mis versos cuenten
mis sentimientos, mi primer amor,
me indica emocionada y con fervor:
“los poetas escriben lo que sienten”.
La otra, cansada de grandes citas,
me reta a hablar con alegría
de esas cosas que pasan cada día
que por buenas merecen ser escritas.
Y yo aturullado en la discusión
y sin muchas ganas de discrepar
a ambas trataré de contentar
y les daré, por turnos, la razón.
La persona a la que amo es especial,
bella, cariñosa, inteligente,
es tan perfecta que, a veces, mi mente
duda si esta mujer es real o irreal
y al mismo tiempo es mi compañera,
la madre, esposa y trabajadora
que se desvive por mí hora tras hora
dando cada día la vida entera.
De una forma u otra soy afortunado
y bendigo este invisible lazo
que me deja dormir en su regazo
y despertar cada día a su lado.
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